26.5.08

Oquela!

Pues sí, nuevamente el ocio (en tiempos de mucho trabajo escolar) me ha llevado a crear este blog en compañía de Américus Vespucia...

Estoy aprendiendo a tomar fotos y como que me traumé... Nos traumamos. Fue el día en el que América y yo conocimos la macro... WOOAAHH!

Espero que lo visiten... Ya pues,


Saludos a todos :D


http://heartmacro.blogspot.com

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21.5.08

El Bulto

No tengo mucha experiencia escribiendo, me considero de mente cerrada, me gusta lo breve y directo. Me da pereza interpretar cada vez que leo porque leer debe ser como ver la tele: algo así nada más, que durante unas horas o incluso días te gusta, lo recuerdas, se lo cuentas a todo el mundo y al rato se te olvida cómo acabó...

Total... Para una clase hice este cuento... Me encantó... Pero bueno, ése es sólo mi sencillo punto de vista...

El bulto.

Eran aproximadamente las 8:05 de la mañana cuando el médico llegó. Ya tenía una cantidad considerable de pacientes esperando, así que decidió pedir un café a su secretaria para despertar mejor.
Una vez que hubo regresado, se asomó por la puerta y la primera persona que llamó su atención fue un señor que estaba dormido en la sala de espera, cómodamente recargado en la silla, con la cabeza inclinada hacia atrás y la boca abierta. Tendría alrededor de 50 años, complexión robusta, cabello canoso y corto.

-¿Y ése qué? -preguntó el médico-. ¿Viene conmigo?
-No, quién sabe – responde la secretaria –, ya estaba sentado cuando llegué y no ha pasado a registrarse.
-Bueno, probablemente no viene conmigo. –Así dijo tranquilamente y comenzó a atender a los demás pacientes.

Pasaba el tiempo y el hombre continuaba descansando en el mismo lugar. Las enfermeras, pacientes y demás personas que pasaban por ahí lo observaban burlonamente. Algunos incluso hasta le tomaban fotos pero no hacían nada por despertarlo.
Se llegó la una de la tarde y el hombre aún no pasaba a registrarse. Aprovechando su hora de comida, los médicos platicaron sobre aquel extraño personaje.

-¿No se ha registrado con alguno de ustedes? – pregunta uno de los médicos.
-Pues conmigo no se anotó – respondió la mujer médico -. Ya casi acabé con mis pacientes y de los que faltan ninguno es hombre.
-Yo opino que mientras no se levante y se registre, a nosotros no nos corresponde atenderlo. Además se me hace que debe ser familiar de alguno de los pacientes.
-Tienes razón –opina un tercer médico-, que se quede dormido hasta que lo corran.

Algunos pacientes fueron con el vigilante del hospital y le pidieron que lo retirara, pero él respondía que al igual que ellos, también era un paciente y tenía el mismo derecho a permanecer en la sala de espera hasta ser atendido. La verdad era que nadie se atrevía a despertarlo pues, por su aspecto fornido y semblante duro, parecía que reaccionaría de manera agresiva al ser interrumpido su sueño.

La hora de salida llegó y los médicos se retiraron extrañados. Algunos se consolaron al pensar que no era un paciente, sino que sólo era el acompañante de algún familiar.

Los especialistas del turno vespertino repitieron la misma historia que los del matutino y ninguno se preocupó realmente por la situación. Era un día más en su trabajo y ahí estaba un señor dormido en la sala de espera.

Cuando todos se hubieron retirado, uno de los empleados que se dedica a retirar todos los desechos clínicos observó al señor dormido en la sala de espera, solo.

“¡Señor! ¡Ya está solo!”, le gritó, pero aquel individuo ni siquiera reaccionó. Se acercó y le estrujó despacio el hombro, tampoco obtuvo respuesta. Extrañamente se le ocurrió que podía agarrar su helada muñeca y tomarle el pulso. El sujeto estaba muerto.

El hombre que retiraba los desechos no supo cómo actuar ante esta situación, así que decidió dejarlo ahí hasta la mañana, pues al fin y al cabo alguien más se daría cuenta y lo llevaría al lugar adecuado.

Pero nunca nadie se percató de su estado difunto, sino hasta que un extraño hedor comenzó a emanar de su boca abierta.


FIN

11.5.08

¿PARANOIA?


iii a la ñonga... Si wikipedia lo dice, debe ser cierto.

9.5.08

me gusta hablar de yo y de mí

Aprovechando mis ratos de ocio antes de meterme a bañar, me puse a pendejear en la interné, y encontré un blog con un test egocéntrico, y como no me gusta hablar de mí (para nada), decidí hacerlo...

Quien desee, hágalo también... Y háblele a gente desconocida sobre cosas que le gusten.

Total, se trata de poner tres cosas de cada una de estas 'categorías'.

  • Me dan miedo:
    Las alturas...
    las cucarachas...
    y que me rompan el corazón.

Me hacen feliz:
Los perritos...
la música...
y dar clases.

  • No me gustan:
    Las palabras pípiris nais...
    el chocolate...
    y asistir a la escuela a escuchar exposiciones.

Son importantes en mi habitación:
El cochinero...
los colores...
y mi cama.

  • Podrían definirme:
    Ebria...
    antisocial...
    y social [?]

Quiero hacer antes de morir:
Ser poderosa...
ir con Maicol al De Efe...
y comer algo como la ambrosía.

  • Digo con frecuencia:
    Eso qué...
    a la ñonga...
    y wiii!

Me gusta beber:
Cerveza...
leche...
y sangría.


Leesto, páselee, páselee...

7.5.08

La extraña historia de Julio Salamanca, el Cerebro...

O de cómo probé por primera vez la marihuana...


Tendría unos 12 años de edad y eran las primeras vacaciones que pasaba sola en el pueblo de Santa Bárbara. Jamás llegué a pensar que, por la temporada, serían unas de las más aburridas, o al menos eso era lo que se esperaba. Es decir, en un pueblo católico, en días de Semana Santa, donde los chavos andan en Pascuas Juveniles y pendejadas de esas, obvio que una rara como yo no tendría cabida en ese lugar.

Llevaba cuatro días vagando sola por el pueblo y nada parecía importarme. En aquella época no disfrutaba los bailes de rancho con cumbias, rancheras y demás géneros agropecuarios.

Llegó el día del Via Crucis, yo en mi estado de puberta rebelde y antirreligiosa decidí quedarme en un puente mientras los demás andaban de morbosos viendo cómo golpeaban al imitador de aquel jipi, al que conocen como Jesús.

Unos veinte minutos después apareció un tipo raro con gorra al revés y en una pantalonera de botones, como las que se usaban antes. Muy sonriente me dijo adiós con el ademán de 'amor y paz'. Se veía amable así que le sonreí. Pasó de largo y unos minutos después volvió a cruzar.

"¿Por qué tan sola?", preguntó.
"No pues... nomás, no quiero ir al Via Crucis, qué hueva", respondí.

Se sentó a platicar y a fumar un tabaco mientras me preguntaba cosas generales como mi edad, dónde vivía, nombre, etcétera etcétera etcétera. Nos fuimos a caminar por ahí, y con toda la confianza del mundo sacó un paquete de lo que, en aquel entonces, me pareció orégano.

-¿Te asustas? -preguntó.
-No... ¿Por qué?
-Pues nomás... ¿Vámonos al cerro?
-Órale

Así que allá, viendo toda la "ciudad" (porque a la gente no le gusta que Santa Bárbara sea llamado pueblo) fue que probé por primera vez la chistosita. Obviamente tosí demasiado, se me pusieron los ojos demasiado rojos y, como hasta ahora sucede, casi me moría del sueño.

Me contó sobre la panadería que tenían sus papás, la casa extraña de color morado que estaba ubicada en el centro del pueblo y de cómo sus hermanas siempre lo andaban hostigando para que se portara bien. Desde lejos señaló un graffiti que decía "cerebro" y, según me dijo, se había organizado un concurso de graffitis donde no había resultado ganador.

Nos pusimos de acuerdo para vernos esa noche y probar una pistola de postas creo, y golpearle a los botes. Típico entretenimiento para los ebrios de rancho.

Me encaminó a mi casa y ante los ojos sorprendidos de mi prima, me dijo: "nos vemos en la noche".

Ella, la santurrona, me regañó. Me dijo que era un marihuano, loco, 'volado', etcétera etcétera. Así que esa noche me sacó a pasear con sus amigas "uñas por dentro" y sólo pude ver de lejos a Julio Salamanca con la pesada mochila en su espalda.

A veces me escapaba y fumábamos, pasábamos el rato con sus amigos mala-influencia que generalmente estaban detenidos. Era tan extraño, los veías un día, desaparecían, y tres días después te los topabas con la misma ropa. Eso significaba que los habían encerrado. Lo más gacho es que, al ser menores, los padres pueden ir por ellos. Pero nunca nadie los reclamaba. Creo que varios de ellos actualmente ya están muertos. Ni pedo.

Esas vacaciones fueron muy extrañas. Y jamás, mientras visité Santa Bárbara, volví a ver al Cerebro.


Sin embargo, generalmente me lo topaba en los lugares más inesperados.

Cuando estaba en el bachilleres y tendría unos 16 años, estaba yo hable, hable, hable, hable y hable en la parada del camión y un muchacho me miraba fijamente. Nos subimos al mismo autobús donde nos tocó irnos juntos, de pie. Ahí fue donde me dijo que él era Julio Salamanca. Platicamos un rato, nos dimos los celulares y nos despedimos. Obviamente nunca le llamé.

Luego, una noche que fui a Futurama, quince minutos antes de que cerraran (11.45 aprox) me lo topé comprando un refresco de uva.

-¡Hey Julio! ¡Qué sorpresa! ¿Qué haces aquí?
-¡hola que onda! Me vine a vivir con mi hermana por aquí... Ahorita me dio mucha sed y me vine a comprar este refresco... ¿Quieres?
-Claro!

Nos sentamos a compartir el refresco y a platicar un poco.


Y esa, fue la última vez que lo vi...

Tiempo después se topó a mi hermano en el baño de un antro y le preguntó por mí. Obviamente, mi hermano no le dio mi celular y jamás he vuelto a saber del tipo.

No sé por qué me acordé repentinamente de Julio Salamanca. No siento nada por él, nunca fue mi amigo y ni siquiera recuerdo su rostro. Supongo que hasta debe ser mi vecino y me mira todos los días por la ventana, pero yo ni siquiera lo noto.

Es una de esas personas de las que te acuerdas repentinamente, cuando andas en tus viajes. Así como ahorita que recordé al "loncheritas"... Pero esa, es otra historia...

Me pregunto dónde estará ahora, aunque lo más probable es que esté muerto, casado o en gringolandia... Como todos sus amigos...


Broadcast - Before we begin