30.3.13

Beach House

De que existe una literatura femenina, yo considero que sí. No hay duda. Esto no significa que todas las morras escribamos literatura femenina, y la verdad, no sé qué tan posible sea que un hombre pueda escribir esta clase de textos. Dejando de lado que conocen los asuntos de crítica literaria posmoderna y la madre, creo que es mejor explicar qué se llama Literatura Femenina (o al menos lo que creo que es)... esto de la Literatura Femenina surgió por una especie de crítica al canon establecido (el canon establecido son las novelas que representan una época), en el que las voces feministas levantaron su queja de: "¿por qué no hay casi mujeres en el canon literario, cuando sí existieron escritoras?" y Harold Bloom, con palabras más refinadas, les responde: "es que no valen madre como escritoras, con sus honrosas excepciones". Y luego ya, surgió una crítica donde las mujeres, al vivir circunstancias sociales distintas a las masculinas, con todos estos patines de exclusión y crianza "femenina", justificaron que la escritura femenina, no es cierto que sea pésima, sólo incomprendida. Bueno, yo no estoy segura de eso, realmente muchas escritoras no me llenan en su manera de escribir, así como muchos hombres también escriben para la chingada, y con todo, son publicados por RandomHouse Mondadori. El problema aquí, me lo vino a revelar el meco del Bukowski en su novela Mujeres, donde una tipa le enseñó la novela que estaba escribiendo, a lo que él piensa:

"Glendoline sacó su novela y empezó a leernosla. No era del todo mala, pero era muy poco profesional y necesitaba mucha corrección. Glendoline suponía que el lector tenía que quedarse tan fascinado con su vida como ella misma lo estaba".

Viniendo de un wey que también, muchas de sus novelas las escribe como si todos nos fascináramos con las morras a las que se tira o las pendejadas que hace, pues es cierto: no a todos nos interesa lo que pasa en tu vida, ni lo que quieras escribir de ella. El patín con el Bukowski, es que metía mucho sexo y detalles morbosos que, igual no eran para nada de gran valor literario, pero procuraban que el lector se mantuviera pegado a la novela hasta el final.

Entonces, esta realidad impera en todas las redes sociales, llámese Facebook, Twitter, Instagram y el abandonado Google +... Es decir, por eso no les dan "like" a sus estados ni "favorito" o "retuitear" a sus pendejadas en tuiter. Porque son tan personales que a nadie le importan. Con la excepción de los tuitstars que, vale, pues siempre habrá alguien que les haga creer que alguna pendejada que digan es importante, nomás por ser ellos y no por el valor de lo que ponen. Es como si Borges dijera: "abajo el gobierno" y luego un wey sin jale, hippie, dijera: "abajo el gobierno". La cosa cambia.

Pero en fin, en este blog, que es más bien personal, yo no vine a contarles cosas que les interesen, sino que vengo a descargar todas mis cursilerías femeninas. Esta semana he estado reflexionando mucho sobre los recuerdos que se manejan en espiral y cómo la vida, al igual que las estaciones, son un ciclo con pequeñas derivadas a lo largo de su desarrollo. Hace aproximadamente un año yo estaba en Mérida, escuchaba Black Keys y Beach House... Y mientras estaba sentada, viendo la primavera por la ventana, recordé esas canciones de Beach House que siempre me recordaron a alguien, que estaban ahí como constante de que estaba tomando una mala decisión, de que debía seguir escuchando Beach House y que, cuando encontrara alguien a quien dedicarle una de esas canciones, sería alguien maravilloso. Pues vale, ya van dos canciones que le dedico a esa persona. Más bien como tres... Una fue hace casi exactamente un año: Lover of mine... Y después, la canción Take Care, sentía que debía dedicársela a alguien, pero dudaba montones... No lo hice... Y me di cuenta que, cuando le dedicara esa canción a alguien, sería alguien maravilloso...

Bien, siento que es el momento.

Yo sé que no les interesa lo que recuerdo, porque los recuerdos son míos y nada más. Pero igual, es interesante recordar cosas, y tener la certeza de que estás a punto de olvidar otras. No sé si sea algo feliz o algo triste. Por lo pronto, es primavera... Luego verano, después otoño e invierno... Y primavera otra vez.

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