11.7.11

insomnio

Esta noche soñé que iba a un teatro, un teatro mágico. En la entrada, una persona me decía: pase, pase, la entrada cuesta la razón. Yo sonreí, casi solté una carcajada por la referencia, pero esa sonrisa trascendió el sueño, despertándome con la manifestación de una leve risilla mía. No pude volver a dormir en unas horas. Me tiene preocupada si pagué o no el boleto de entrada.

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Despierta me quedé pensando en esas canciones horrorosas que hablan acerca de quedarse despierto pensando en alguien. "Esa noche como todas desperté pensando en ti, y en mi reloj todas las horas veo pasar...", "quiero dormir cansado para no pensar en ti..." y me di cuenta de que debe ser una sensación desoladora, horrorosa como esas canciones. Como si una roca fuera puesta en el pecho, y oprimiera la respiración, luego le saliera una raíz que se mete en la carne, los pulmones, el corazón, las costillas y el estómago... Pero al fin y al cabo no sería un árbol verde, alegre, con sabia, nidos de aves y lleno de vida, sino uno gris, seco, vampiresco, como la roca de la que nació.

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Soñé que tenía una gran bola en el brazo que iba creciendo en una extraña masa purulenta. Desperté con alivio al darme cuenta que sólo había sido un sueño. Intranquila, me levanté por un bocadillo nocturno al refrigerador, mi brazo me daba comezón. Con la luz del artefacto electrónico que enfría los alimentos con el fin de conservarlos, observé el lugar del escozor... Una bola pequeña, como señal de un piquete o mordida, estaba en el brazo opuesto al que soñé la masa purulenta. Fui a mi recámara, busqué y rebusqué algun animal que pudiera haberme ocasionado eso, pero no encontré nada. Aproximadamente media hora me tomó eso, y en ese tiempo, la roncha había desaparecido, sólo quedaron unas pequeñas marcas en el lugar de la molestia, como vestigio de la mordida. Tuve miedo, porque entonces algo que no dejaba seña de haber estado ahí, había succionado algún líquido de mi cuerpo. Y entonces me resigné a que pronto estaría alucinando con seres antropomórficos sentados en mi cama, estaría sufriendo de anemia y muriendo de un extraño padecimiento, hasta que alguien levantara mi colcha y encontrara con espanto que un gigantesco animal alargado me estaba comiendo poco a poco la sangre.

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Más tarde, entre sueños, escuché una canción de Joy Division. Me dio una alegría inconmesurable porque pensé que sería la música de mi corazón, como la que escuchaba la pequeña Momo, y me puse a cantar, hasta que se me hizo extraño que saliera otra canción y tuve que despertar. Vi que el iPod que tenía a un lado se había encendido solo y no pude más que sentir una extraña decepción. Aunque, pensándolo bien, tal vez fue lo mejor, porque de otro modo, hubiera sido deprimente que Joy Division representara la música de mi corazón.

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Cerca de las 5 de la mañana pude conciliar el sueño, y ahí estaba yo, gozando tranquilamente de los placeres oníricos, cuando, entre esos mismos sueños, escuché la voz de una mujer:

-Despierta... Despierta
-No! no me voy a despertar -resongué
-Te voy a levantar -respondió
-Ay sí, como no.


Ring... Ring...

El timbrazo del teléfono me obligó a dejar mi cama para contestar.

Levanté el auricular.

-Bueno... -dije aún dormida, pero al otro lado de la bocina no escuchaba nada... - BUENO!! -dije en voz alta ya más despierta y molesta por la interrupción


-Buenos días -dijo una mujer al otro lado
-Buenos días -respondí.

Tonos de ocupado

"Pendeja... sí me despertó."

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